Description

La Estrategia Europea de Biodiversidad 2030 establece el objetivo de alcanzar una protección del 30% de la superficie marina, así como la revisión del régimen de protección de las áreas protegidas existentes con el objetivo de lograr una protección estricta de un 10% de la superficie de la Unión Europea en 2030. Las áreas marinas protegidas suponen una herramienta esencial dentro de las estrategias de conservación y gestión de los recursos marinos. El Plan Estratégico del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad identifica una necesidad de investigación para mejorar el conocimiento de la conectividad ecológica por su papel esencial en el funcionamiento de los espacios protegidos. Investigar la conectividad es fundamental para identificar las características del paisaje marino que pueden definir corredores ecológicos, exposición a la pesca y posibles refugios climáticos. La conectividad ecológica es un atributo fundamental en el diseño y el desarrollo de redes de áreas marinas protegidas con profundas implicaciones de la dinámica poblacional, funcionamiento del ecosistema y resiliencia al cambio climático. Dentro de las estrategias de conservación de la biodiversidad marina existen ciertos grupos taxonómicos especialmente vulnerables por su historia vital y su papel en el ecosistema. Este es el caso de los elasmobranquios (tiburones y rayas), de los que más de un tercio de las especies se consideran amenazados, principalmente por sobrepesca, pero también por pérdida y degradación del hábitat y el cambio climático. A pesar de las consideraciones de conservación, estas especies presentan un interés comercial y son capturas habituales para la flota nacional. El objetivo principal del CONECTEE es evaluar y reforzar la conservación ejercida por el Parque Nacional Marítimo Terrestre das Illas Atlánticas de Galicia (PNMTIAG) de la diversidad de elasmobranquios costeros en la franja costera Atlántica Española basándose en evidencia científica. Para lograr este objetivo es preciso obtener un conocimiento adecuado de la conectividad ecológica de los elasmobranquios costeros para diseñar propuestas de designación de nuevos espacios protegidos o para la ampliación o adaptación de los ya existentes frente a escenarios futuros, incluido el cambio climático. A nivel de especie podemos diferenciar dos componentes de la conectividad ecológica: poblacional y genética. El proyecto se llevará a cabo aplicando herramientas innovadoras como la telemetría acústica submarina (conectividad poblacional) y técnicas genómicas (conectividad genética), que suponen un avance en el uso de nuevas aproximaciones para el conocimiento y monitorización de los ecosistemas en aguas abiertas de la Red de Parques Nacionales.